Siempre observo poéticamente mi mundo, sus formas y sus prodigios, pero nunca me había

Al notar que la concepción que tenemos de este mundo viene principalmente de nuestra vista, cuando aparecen en nuestras mentes recuerdos, imágenes, signos, incluso personas son, cómo en un álbum de fotografías. Recuerdos principalmente almacenados a través de nuestros ojos.
Mi imagen del planeta Tierra como una esfera azul verdosa, de millones de kilómetros de extensión, con incontables etnias diferentes, con billones de personas, de distintas tonalidades de piel, personalidades, etc. es tan mía como única por todos los factores que han influido en ella, pero la mayoría yo las recuerdo con imágenes, ya sea de videos, prensa, o vivencias. Pero así como todos los niños en crecimiento, viven la esplendida travesía hacia el dorado del conocer, por distintas rutas y con distintas compañías, cada elemento del mundo es adquirido de una manera diferente. Es vista desde otros ojos.

Todo esto logró detener mi monótona carrera de individualismo y me impulsó a abrir por un momento esos ojos escondidos para la mayoría de los humanos. Esos ojos que te enseñan los secretos maravillosos de la creación, y fueron éstos quienes me guiaron en la revelación de hermosos y malmirados desvíos en esta diversidad que nos forma.
Existen tantos detalles en este mundo, cada uno de nosotros es un detalle. Cada parte de nosotros es impresionantemente diferente a la parte similar de otra persona. Esto nos devela que no sólo hay un mundo, sino que infinitos mundos similares pero divergentes los unos con los otros, pero aun así interrelacionados entre si, ya sea compatibles u opuestos, pero abiertos a la interacción. Cada cual tan particular y subjetivo como los otros. Sin una real “normalidad”, ya que ésta no es más que una pantalla mediática, un concepto inexistente, fijado por las mayorías consensuadas pero no siempre fidedignas a la realidad o a lo realmente correcto. Concepto construido para disipar las libertades del desarrollo integral de cada individuo. Por ende, si es que hablamos desde un punto de vista “normalista” encontraremos dificultades y hundiremos a todas las personas en un estigma de incapaces simplemente por ser distintos.

Por ende y como conclusión, nuestra labor como futuros educadores debe ir enfocada en cambiar estos esquemas de exclusión, y estimular las diferencias para invertir estar ilusas “dificultades” en ventajas y provechos.